Los mil seudónimos inadecuados-impropios



Hacerlo tangible: las migas en el teclado se arrepienten y la gaseosa cafeinizada es signo-placebo de que voy a estar despierta para la acción:
 escribo mis monólogos crónicamente
crónicamente
crónicamente.

“¿Cómo presentarme?” Es imposible hacerlo en forma de carta en este momento. ¿Fijarme en el auditorio? Que es ninguno, el momento, digo. ¿Tan fácil es pretender la incomprensión de la consigna? El disfraz es más que sencillo, muy audaz, doble, en sí mismo: deberíamos comprar unos ¡líveres! (quiero decir… víveres) para sobreponernos a la epidemia, cataclismo, extorsión, a la expulsión.
No quiero acatar la formalidad, quiero escribir y que no me voy a negar. A narrar, a poetizar, a ensayar, a embarcarme. Uno de mis abuelos fue capitán de marina mercante en minúsculas sin nombres
                               (nadies
                      vacíos
                no
                      nada
                             
                                   es
   es
          es
                 se
                       es
                            sos
                                ser              
                           
                                                        llenos
                                              seres)

Cada día de acuerdo a mis posibilidades de dinero y control del gasto trato de hacer fetiche de mí. ¡No puedo presentarme a mí misma! It sucks. Quiero ser mi acción, pero, quizás mis acciones no se ven, quizás no acciono como debería, muy mental, quiero más. Me llamo “así”, tengo “tal edad”, esto, aquello... ¿Es todo lo que ves? Imagine (cargar la paz y el ímpetu revolucionario de Lennon). En otras palabras, imaginá conocernos así:

¿Cuáles son tu mejor y tu peor defecto? ¿Por qué te acercaste a mí? ¿Te puedo servir? ¿Necesitás algo, proyectás algo? ¿Adónde querés llegar en esta vida en esta milésima de segundo? ¿Tus fines individuales esconden proezas sociales? ¿Vamos a cambiar el rumbo? ¿Eh?

Es que en cada situación me gustaría usar un seudónimo para esconderme en él, yo del instante, propio, adecuado. Pero no-hay-no-hay –momento–  digo:
Disorder, este orden, this order, desorden, corrupción, polución (por las dudas aclaro, ambiental): guerra civil, guerra-entre-nosotros. Espero comprendas, las palabras son mías, todas y ninguna. Mis conocimientos de lenguas son profundos en castellano (pragmáticamente) e inglés (se me aparece su sonoridad de escuchar música y ver películas o musicales). Claro, el castellano lo manejo para sobrevivir, ya que en este país la clientela es argentina.
Ahora, voy subiendo al escenario, me miro (a mi vestuario), después veo los “juguetes”…  La mente en blanco de antes de salir a escena y luego la lucidez del It´s show time. Juego con mis dedos, me hace pensar en teoría de colocación de preservativo. Imposible evitar la personificación. El látigo es duro y no apesta. La nodriza (obviamente vieja, obviamente grotesca) me presenta de mala gana. Yo sé. Le gusto, estoy en la edad ideal, espero que me ayude un poquito a despegar.

Vengan…
Bienvenidos, soy…
                                     Strip-Dancer



*Para escuchar con Flashdance / What a feeling...!